Valeria Hawit

Valeria y su hermana, Marielle
Hace un tiempo encontré a Vanity Guru, un perfil de cuidado de piel en Instagram; su arte y visión para mostrar detalles era impecable. Me di cuenta que la manejaba Valeria Hawit y como mi curiosidad no me permite hacer lo contrario, la contacté y dulcemente accedió a platicar una tarde. Cabe decir que aunque yo escribo porque me gusta aprender de otros y es más una conversación que una "entrevista", prefiero tener una línea que seguir, para que al redactar sea algo coherente. Con Valeria me imaginé que saldría del café como una guru de belleza y cuidado de la piel o por lo menos con conocimiento de todo el proceso financiero de quien promociona productos en las redes; y aunque aprendí de ello, cuando terminamos nuestra conversación salí más inspirada que otra cosa.

Valeria de niña
Valeria creció en un ámbito de familia trabajadora y tradicional que le dio una infancia de las más felices, de esas de las que no se puede quejar. Mientras crecía iba a tratamientos de pelo porque "el pelo liso es más bonito" y no su cabello de "mufasa". Atendía clases de ballet religiosamente y mantenerse a dieta era de sus mayores importancias. En la escuela, era la estudiante de las tareas más bonitas; proyectos full decorados y diseños "award-worthy". Desarrolló un gusto por lo bien hecho y el diseño perfecto y corrió en su sangre el querer desempeñarse como alguien cuyo trabajo era peculiar, artístico y único. Cabe decir que arribado el tiempo, con un peso en cómo ella se veía exteriormente, la opinión del maletero se convirtió igual de importante que la de su mamá, y todo comentario que alguna señora desconocida daba de ella, era equivalente a la de un familiar. Creció una inseguridad y dio su energía a enfocarse en la superficie que ella presentaba.

Valeria en Babson College
Con todo y esto llegó el tiempo de ir a la universidad. Valeria atendió Babson College en Boston, Massachusetts donde se graduó de licenciada en Emprededurismo y Negocios. Aún ahí, en Valeria siguió la pasión por el trabajo bien hecho, por lo intencional y de calidad, no obstante, el querer verse bien siempre, también permaneció. Ella se mudó a Nueva York y laboró para Markarian, en la industria de la moda. Eran días de trabajar para vivir y nada más. Aunque aprendiendo, todo era demasiado sacrificado. Entre el ajetreo de su vida, sutilmente llegó el clímax en la historia de Valeria. Nadie le indicaba el siguiente paso. Fue a kinder, a primaria, secundaria, se graduó, asistió la universidad y la culminó. Era una buena hija, se veía bien, vestía bien, le iba bien. Aún, podía sacar una maestría o no, podía estudiar otra licenciatura, o no, tomar otro trabajo, o no. Ante la situación y conflicto mental, Valeria, agradecida y emocionada de haber estudiado Emprendedurismo, decidió que regresaría a su hogar natal y conseguiría un trabajo que sí le permitiría estar con su familia, y ayudar a su país.

Imágenes de Markarian
Una vez en Honduras, acomodándose a su nueva vida y trabajo, decidió remodelar su cuarto. Todos los días, moviendo ropa, sacando botes y en el caos que todos conocemos que toma arreglar nuestros espacios, Valeria veía algún producto de cuidado de piel e investigaba sus ingredientes, cómo eran producidos y cuál era su uso. Ella creó un perfil en Instagram titulado Vanity Guru. En su cabeza ese perfil jamás resultaría y no le comentó a nadie. Compartió imágenes de los productos que encontraba y muchos comenzaron a seguirla.
Continuó arreglando, moviendo y diseñando cuando observó que su nuevo proyecto demandaba de su tiempo. Valeria tomaba un momento, tenía una pequeña rutina donde cuidaba de sí, usaba algún producto y compartía en su perfil. Inicialmente esto era para su piel, un momento del día para agregar a su aspecto público pero ya que ahí no estaban ni el maletero ni la señora...se convirtió en un instante dónde se confrontó y llegó a una pequeña pero muy importante conclusión: ella no se amaba. Por más cliché que era el tema y famoso que se había hecho, era una realidad que no había tratado. Muy decidida, día a día Valeria se daba cuenta que esto de lavarse la cara era algo más. En su experiencia, fue el momento donde analizó y contempló pensamientos e ideas. Aunque las ofertas grandes siguieron y los likes subieron, creció la importancia de su valor interior mientras la importancia del comentario extranjero disminuyó.

Imágenes de Vanity Guru
Según la historia de Valeria, esto no es un cambio de la noche a la mañana. No es de apretar un botón y solucionar una vida entera. Día a día, Valeria hizo uso de lo que disfrutaba como medio para reconocer el núcleo de su persona, y mejorarlo, siempre oyendo a quienes corresponden, no las voces extrañas. Aún mientras Valeria y yo platicábamos me hacía un énfasis "los humanos somos dependientes. Oigo personas que dicen que no importa la opinión de nadie; no. Las opiniones sí importan. Pero tenés que aprender a saber cuáles son las opiniones que debés escuchar en tu vida, las de la gente de que verdad te quiere."
Hoy Vanity Guru tiene una gran cantidad de proyectos, desde productos y diseño en el extranjero, hasta nuevas oportunidades de empleo en Honduras. Desde empresas grandes y famosas hasta aquellas que no conocemos y aún ahí, detrás de ello está Valeria, cuya vida expone una de las lecciones más valiosas que podemos aprender como seres humanos. No hay clímax tan difícil y nubloso en nuestra vida, que no nos pueda llevar a una de las oportunidades más grandes de nuestra historia. No hay comentario tan pesado que deba afectarnos más que el constructivo y cariñoso de una amiga fiel. No hay 15 minutos tan largos que no podamos tomar para agradecer y cuidar de quien somos. Y finalmente, no hay producto de belleza que nos haga brillar tanto como comenzar amando y trabajando en quien verdaderamente somos.

Valeria y sus hermanos // Valeria y sus padres
Imágenes por Valeria Hawit
Perfil en Instagram: Vanity Guru


