Nicole Vaquero
Hoy por hoy, a pesar de que no recibo puntos por escribir, gano más lecciones de vida y buenas amistades y cabe decir, que esta ha sido de las más memorables. El Viernes de Nicole, un blog por Nicole Vaquero, apareció en mi muro de Facebook y de pura curiosidad consideré leerlo. Después de un párrafo quedé emocionada de saber que alguien ama tanto estar con señoras, como yo. Nicole compartía su vida con sinceridad y motivaba con cada palabra. Amé el contenido que compartía y más allá, amé a la persona tanto que quise saber su historia. Así que la misma semana coordiné para vernos. Yo estaba contenta de poder platicar con ella y al mismo tiempo con incertidumbre ya que compartiría con una total desconocida. El viernes por la mañana me encontré con Nicole. Después de mucho jugo de naranja, tostadas, risas y palabras, aprendí tanto de ella, de su vida, así como de la vida, y creo que vale la pena compartirlo.

Cabe decir que Nicole es una sonriente Sampedrana de 30 años. Creció con amor y corrección de sus padres, sabiduría y risas de sus abuelos, e inagotables momentos con sus hermanos. Una niña tranquila y curiosa, amante de las letras y las páginas que llenaban. Se graduó como bachiller de la Escuela Internacional Sampedrana y entró a la Universidad de San Pedro Sula, donde la consideraban "la fresona". Se dividía entre trabajar y estudiar, lo hacía con esmero y lo cumplía. Era una buena muchacha, con altas puntuaciones, y una vida tranquila, aunque ella misma redacta andar en chismes y en más que algún lío con alguien.
Entre estos años de su juventud, en cierta ocasión estuvo de fiesta, en la alegría momentánea de toda "pachanga". Su tía sabiamente le señaló cómo ella había cambiado y cómo su brillo no era el mismo. Obviamente, Nicole lo negó todo y su tía prosiguió a invitarla a una reunión de oración a la cual Nicole no asistió. Después de la persistencia de su tía y al quedarse sin excusas, tuvo que acceder. Cuando ella finalmente atendió a la reunión de señoras, comenzó una oración y en cuestión de minutos, Nicole estaba en llanto. En ese momento, Nicole recibió el amor de Dios y se encontró consciente que había preferido darse el gustazo y después el trancazo. Se encontró en consciencia que ella era triste, resentida, y amargada, no era plena, pero el segundo que le dijo "sí" a Dios, Él fue mayor que los más fuertes dolores y los peores momentos. Su vida verdaderamente cambió.
Tiempo después de un corazón nuevo, un amor a la vida y un título universitario en abogacía, París era el siguiente punto, donde obtendría su maestría. A pesar de que los gastos eran muchos, su familia tomó el riesgo y pronto Nicole se encontraría en Francia. Ella se preparó pero con una que otra complicación más, ese plan se desmoronó y su opción fue irse a Costa Rica. No era su sueño ni el plan ideal, pero era la lo más posible de cumplirse por ende en cuestión de poco tiempo, ella se encontró entre ticos.
Nicole Vaquero pasó de tener 7 carros en su garaje, quien cocinara y lavara por ella, a compartir una casa con 7 mujeres y un baño con su compañera de cuarto. Su ropa, lavada en una lavadora que no hacía más que medio enjuagar, y medio secada en una máquina que sólo torcía sus vestimentas. Esto la obligó a secar su ropa, guindada en un alambre. Cabe recalcar que donde Nicole se encontraba, llovía, como diría ella misma, "370 días al año", y esto resultó en ropa mojada, ropa repetida, ropa sucia y quién sabe qué más.

La joven que vivió cómodamente en su país natal, se encontró con todo estorbo posible pero con toda la posibilidad de reinventarse y de adquirir una identidad propia. Nicole estudiaba, trabajaba y caminaba a su hogar, tomaba una clase de ejercicios, regresaba a su casa, comía, dormía y hacía una que otra cosa nueva a diario. La secada de ropa no estaba tan mal después de todo. Había una libertad en lo desconocido, y Nicole empezaba a maravillarse en ello.
Con ese optimismo que se encontraba a diario, ella pudo aprender que su compañera de cuarto acababa de perder a su madre, y una de las mujeres más brillantes con las que compartía una casa, tenía un tumor en su cerebro. Sus incomodidades se hacían polvo ante las situaciónes de vida o muerte que enfrentaban las personas a su alrededor. Lentamente el corazón de Nicole se volvió sencillo, no necesitaba tanto para ser sorprendido, porque encontró el verdadero valor. Esa era su vida, sencilla pero muy llena. Tranquila pero muy emocionante, no porque las situaciones lo fueran, sino porque Nicole lo veía así. Y fue ahí donde ella reconoció y agradeció la misericordia de Dios, que la hizo ir donde verdaderamente crecería, no donde ella prefería.
Acabado el tiempo de estar en Costa Rica... ¿quién diría? Nicole no quería regresar, lloraba por quedarse con su nueva familia. Amó tanto al país y su gente que no quiso regresar a Honduras. No obstante de los osbtáculos ante los cuales se encontró de regreso en su país natal, su actitud y determinación la llevaron adelante y la guiaron hasta superarse y vivir de milagros y felicidades diarias. Esta se convirtió en la nueva vida de Nicole Vaquero.
Una vez incorporada a su nueva vida, Nicole, amiga de letras y una mujer con tanto que dar, cuya alegría viene de Dios, en constante deseo por hacer lo recto y vivir en orden, se encontró entre su trabajo multifacético en el Ministerio Público y sus muchas actividades, escribiendo una que otra cosa y compartiendo mensajes que llamaban su atención, porque aunque estudió abogacía, siempre amó escribir.
Un periódico nacional le ofreció redactar para una columna y con emoción Nicole redactó, pero jamás fue publicado. En otra ocasión escribió para una revista extranjera en torno a su trabajo y aunque le gustó el resultado final, no era lo que más disfrutaba. Finalmente se atrevió y puso un mensaje corto en Facebook y los lectores lo amaron. Ella era nata y natural en ello, lo cual fue bastante evidente. En vista de los resultados, comenzó enviar los mensajes por WhatsApp y aún de su propio blog El Viernes de Nicole. Cuando inició Íconos Mag, Sabino Gámez llamó a Nicole y le ofreció tener sus escritos en su plataforma. Nicole accedió sin pensar mucho en las posibilidades que tendría. Ella siguió escribiendo con la misma pasión y amor que siempre tuvo.

Una de las posibilidades, en las cuales Nicole no pensó es que el día de hoy ella estaría inspirando a cientos de lectores en su país, habría tocado el corazón de tantos que no podrían haber sido alcanzados de otra forma y me habría inspirado a mí a escribir en español. Nicole no pensó que la historia de una fresona sencilla, alentaría a quien está en su situación, ni pensó que todos estaríamos dispuestos a seguir adelante, después de sus palabras.
La vida de Nicole Vaquero es sencilla, es una historia de redención, con una que otra cosa diferente, pero es muy similar a la nuestra. Su vida no constó de eventos explosivos y anormales sino de situaciones donde su actitud determinó todo. Nicole dejó de ser la fresona de la Privada, Nicole se convirtió en la sencilla que vivió en Costa Rica, hoy Nicole es, como ella diría "muy de Dios", y no pone pretextos para buscarle, ella es una apasionada de la vida, porque decidió serlo, y dejó a Dios hacerlo.
La vida de Nicole es un ejemplo. Si su sonrisa no lo dice, no sé qué más lo dirá. Algo que he aprendido es que un buen maestro no se exalta a sí, al contrario, hace que sus pupilas quieran aprender más. En Un Viernes con Nicole, las palabras, anécdotas e incontables lecciones llaman a su lectores a querer hacerlo y vivir una buena vida.
A semanas de terminar el año, aprendamos a Nicole:
- vivamos la vida al máximo
- seamos honestos
- tengamos los pies en la tierra
- amemos más
- sonriámosle a las pruebas
- vivamos milagros a diario
Porque vivir, vale la pena.

Fotos de Nicole Vaquero


